La mordida del perro forma parte de la sección C (protección) y resulta determinante en la puntuación final de un perro de IGP.

Las mordidas en pinza o escasas (media boca), cambiantes “tecleo”, inseguras, nerviosas o las excesivamente combativas (con cabeceos), son penalizadas con dureza en el reglamento.

Por esto, que la mordida del IGP se fabrica a través del adiestramiento, pero teniendo muy en cuenta la predisposición genética de cada perro.

Figurantes con los perros en la fase de agresión: Alejandro Menchero con «Una de Jardines del Real», Toni Climent con «Atom de los Arroyos»  e Iñigo Sierra con  » Ice Vom. Ammerdamm»   

Una mordida natural de un perro en agresión nunca sería una mordida plena y fija (como se pide en el deporte del IGP), sería la que un perro realiza cuando se está defendiendo, es decir:  nerviosa, “desgarrante” y cambiante. 

Por esta razón, construimos la mordida por presa separando los dos instintos de presa y defensa.

El perro solo morderá cuando esté bajo la emoción de la presa y nunca en la de defensa.

Si observamos el reglamento, la fase de agresión en el enfrentamiento y ladrido no termina con la mordida al figurante, sino con un ejercicio de control y disciplina, para posteriormente pasar a un ejercicio de huida del figurante, que el perro deberá ejecutar en una emoción de presa y no de defensa.

Ya son muchas escuelas en las que el figurante no confirman al perro en el escondite (enfrentamiento y ladrido) haciéndole morder, sino lanzándole una presa (una vez obtenida la agresión necesaria).

El perro, a lo largo de su formación, debe aprender a cambiar sus emociones y pasar de la agresión del instinto del defensa (un estado de inseguridad natural) a la del instinto de presa (un estado de seguridad natural) y de esta forma, poder morder  en la manga del figurante, sintiéndose cómodo y tranquilo en esta fase.

Figurantes con los perros en la fase de presa : Iñigo Sierra con «Atom de los Arroyos» y «Ares», Jonay Alemán con «Atom de los Arroyos»

Métodos de iniciación  a la mordida:

1- Método clásico que consiste en obtener el ladrido a través del instinto de defensa y confirmando en presa. Este sistema puede mermar el desarrollo de los instintos y se pueden producir numerosos problemas de contaminación de las emociones de los instintos de presa y defensa. Apenas se utiliza ya en la alta competición, ya que no ayuda a obtener una buena mordida ni una buena actitud defensiva.

2- Método de la presa por escape (estabilizadora). Es decir, al perro se le pone al límite de su nivel de agresión para cerrar esta fase escapando hacia la presa. Se pasa de la inseguridad natural de la defensa a la seguridad natural de la presa. Este método es usado en ejemplares débiles o de líneas de belleza, por su habitual falta de seguridad e incomodidad para estar en la fase de agresión. El problema es que esto no ayuda a que el cambio de instintos se haga correctamente y el perro puede quedar contaminado por un exceso de agresión que derivará en una mala mordida de la manga: mordidas defensivas, inestables, nerviosas o defectuosas según el reglamento.

3-Método de separar instintos: Se forma al perro sobre los dos instintos por separado y nunca juntando la agresión con la mordida, hasta casi la madurez del perro. De esta forma, el perro aprende a estar en agresión cuando el figurante se encuentra en el escondite y en la fase larga de enfrentamiento después de la orden de soltar, permitiendo a su vez estar en una emoción de presa en las fases de mordida. Es el sistema más actual de trabajo practicado por numerosos figurantes de renombre internacional en IGP.

Fases en la mordida:

1º- Fase de apertura, también llamada (1ª mordida) o fase de “embocamiento”, es decir cuando el perro abre la boca y la cierra para apresar la manga y  sujetarla. La mordida debe ser fuerte, firme, con toda la boca y contundente.

2º- Fase de carga (2ª mordida) cuando el perro sujeta la manga del figurante durante el transporte y soporta la presión física y psíquica del figurante.  El perro sujetará firmemente la manga con toda la boca, sin cambiarla, sin acomodarla y sin mordisquear (no perdiendo boca). Al recibir los dos golpes de fusta reglamentarios, su mordida no debe alterarse.

3ª- Fase de transición (3ª mordida) (previa a la orden de soltar)

Figurante Toni Climent con «Atom de los arroyos» en fase de transición.

Cuando el figurante se detiene, segundos antes de que el guía ordene a su perro que suelte. El perro sujetará con fuerza y permanecerá con una presa firme y tranquila hasta que se le ordene que suelte. En esta fase de transición hay perros  que manifiestan inseguridad o nerviosismo, ya que el figurante está parado durante unos pocos segundos y esto les genera inquietud. También hay perros que se inestabilizan esperando la orden de soltar. En cualquier caso, es una fase de la mordida que exige ser bien trabajada

Tipos de mordida

A-Mordida correcta: Contundente y con toda la boca, fuerte, tranquila y recta (perpendicular) con respecto a la manga en todas sus fases.

b- Mordida nerviosa: Muy penalizable, el perro suele morder a media boca y apretando varias veces, perdiendo boca en las diferentes fases. Su mordida es insegura y se traduce en cabeceos e intentos de “llevarse la presa”, con mordiscos entrecortados y con prioridad en utilizar los colmillos y la parte delantera de su boca.

C-Mordida en pinza. El perro muerde con los incisivos y colmillos, y queda así sin confirmar durante la fase de carga. También es muy penalizable.

D-Mordida media: el perro mete su boca hasta los premolares pero dejando hueco o espacio, no rectifica.

E-Mordida inestable: El perro sujeta fuerte la manga a boca llena pero corrigiendo hacia dentro su propia mordida. Es una mordida típica en buenos perros de carácter defensivo que su forma de morder se ve contaminada por su exceso de lucha, combatividad y a veces nerviosismo.

F- Mordida lateralizada (“acomodada”): el perro en esta fase apoya su mordida principalmente en un lado de su boca. El sistema de palancas natural en la trayectoria del figurante le lleva a acomodar su boca, esto le hace perder algo de mordida en un lateral de su boca.

¿Talento o aprendizaje?

Si bien la mordida tiene un factor de aprendizaje, la forma o la emoción en la que el perro muerde tiene también una base genética y es decisivo el talento del ejemplar . De aquí, que los perros que no muestran una buena mordida natural de jóvenes (sobre todo en la fase de carga), no suelen ser “reparados” ni por los mejores figurantes, ya que al final en la prueba los perros mostrarán sus carencias.

Esto es algo que los años y la experiencia en la competición nos hace ver con más claridad. Al principio creemos que todo es reparable con un buen trabajo y al final nos damos cuenta que en el mejor de los casos las carencias pueden ser “maquillables”, pero en la alta competición no valen “los maquillajes” y todo sale a la luz.  ¡Las características genéticas no son modificables! ¡Sino todos los perros podrían llegar a obtener 100 puntos, y por desgracia, esa limitación en muchos casos “viene de serie”.

Otra cosa, son los perros que muestran una mordida natural firme y tranquila pero de repente pasan a tenerla inestable. Esto puede ser causa de un incorrecto aprendizaje y en estos casos la mordida si puede ser reparable, porque sería volver a su naturalidad.

Pero lo que si que es cierto, es que la mordida exige maduración biológica, a veces para mejor y otras veces para peor, ya que cachorros que a los 7 meses muestran una presa tranquila en ocasiones con la maduración biológica experimentan cambios emocionales que les llevan a morder más nerviosos o a verse contaminados por un instinto de defensa o combate que en su etapa de cachorro todavía no tenían bien formado.

Por esto hoy resulta importante, desde que son cachorros, formar el instinto de defensa y presa por separado.

Aún así, que decir tiene que el buen trabajo del figurante y del guía influye para poder ponerle al perro todas las condiciones para que aprenda a morder técnicamente bien. Lo que pasa es que en muchos casos el perro carece de las condiciones emocionales necesarias para hacerlo bien. Un perro que a la larga no muerde bien (trabajado por buenos figurantes) no es por un problema de conducta instrumental, sino por un problema de naturaleza emocional (condicionamiento clásico). He conocido perros que han mordido bien siempre, aún siendo trabajados por figurantes inexpertos y también al revés, perros cuya mordida siempre acarreó perdidas de puntos y que venían de los mejores figurantes de formación.