A la hora de adquirir un perro no deberiamos fijarnos tanto en su aspecto o en su raza.

La mayoría de las veces la forma de elegir un perro está basada en principios raciales y/o estética del ejemplar. Es decir, buscamos un ejemplar pensando en su fenotipo, o en las características que se atribuyen a cada raza en la divulgación comercial.

Las razas caninas se ponen de moda y la mayoría de la gente desea un ejemplar similar al protagonista de una determinada película, spot publicitario o libro de divulgación sobre una raza canina, creyendo así que será igual que el modelo elegido, ¡Grave error!. El fenotipo de un individuo, que es de lo que se trata cuando hablamos de raza, no determina el carácter de un individuo.  En una misma raza canina se dan ejemplares muy diferentes en cuanto temperamento y características genéticas ligadas al comportamiento, en cambio todos presentan un aspecto parecido. Es decir, tienen similar fenotipo pero cada uno tiene un diferente genotipo. 

Un caso de los muchísimos que he conocido en mis 40 años de profesional, lo vi la semana pasada y esto ha sido lo que me ha inspirado a escribir este artículo. Se trataba de una clienta que quería que viera a su ejemplar de labrador de 9 meses, ya que decía que era incapaz de controlarle. La mujer acudió al centro canino y desde la puerta de entrada al recinto pude observar a un perro dirigiendo y arrastrando a su dueña con un fuerte nivel de impulso, hasta el punto de tener que ayudarle a sujetarlo. El perro era un cachorro de muy fuerte temperamento, altamente instintivo, sociable y seguro de si mismo y aún siendo un cachorro, marcaba un incipiente poderío hacia otros perros. Era el prototipo para cualquier profesional que quisiera utilizarlo en alguna actividad deportiva o en tareas de rescate y salvamento. La propietaria me dijo que adquirió el perro porque había leído que los labradores eran perros muy tranquilos y familiares, ya que los utilizaban como perros guías y perros de terapia (La etiqueta). ¡El perro era todo lo contrario a lo que ella había leído!. Era un labrador y un buen perro equilibrado, pero no era el ejemplar que ella deseaba tener.

Alguno se preguntará entonces, si la raza no condiciona el temperamento ni predispone genéticamente a los factores comportamentales, ¿Por que los  adiestradores de IGP (antiguo IPO) u otros deportes caninos eligen ejemplares principalmente de la razas P.Alemán y P. B. Malinois? o ¿Por qué los cazadores de perros de muestra eligen bracos, pointer etc?.  La respuesta es que los profesionales del adiestramiento no elegimos razas, sino líneas genéticas dentro de unas determinadas razas que nos gustan, o razas donde la proporción de líneas genéticas adecuadas es más alta. Es decir, en determinadas razas caninas hay líneas genéticas seleccionadas para obtener mejor rendimiento en el deporte, la caza, la detección o la compañía. Por esto, por poner un ejemplo, más del 50% los pastores alemanes no tienen buenas cualidades como perros de seguridad o como perros de IGP (IPO) y lo mismo pasa con los Malinois o con cualquier raza de cualquier actividad deportiva, de utilidad, caza y también en especialidades como la terapia asistida, perros de asistencia o incluso perros de familia.

La selección por familia o línea genética (linaje), y no por raza , es la única forma de reducir el riesgo de adquirir un perro de una determinada raza no apto para la utilidad deseada, incluyendo la compañía. Hay algunas razas caninas donde se da una mayor proporción de estas líneas seleccionadas, pero aún así, a veces la genética nos «corre una mala pasada» e hijos de familias muy prometedoras se vuelven «fiascos» durante su desarrollo, aunque el ambiente y la educación proporcionada sea la correcta. Es decir, ¿Cuántos ejemplares de Malinois, Pastores Alemanes, Bracos, Labradores o Rottweiler carecen de las cualidades necesarias para desempeñar la utilidad por la cuales fueron creadas? o ¿Cuántos Yorkshire, Caniches, Golden o Bulldog francés no reúnen las cualidades de ser un buen perro de familia y apto para convivencia con los niños?, pero esto no lo dicen los libros de divulgación y los futuros propietarios caninos adquieren sus perros pensando en que la raza les dará lo que ellos desean. 

Existe mucha divulgación racista en torno a las razas caninas, en las que bastantes criadores son culpables al nombrar las cualidades de su raza, en vez de las cualidades de algunos de sus perros. O es que creemos que  ¿Todos los cachorros que venden son como dicen que debe ser su raza?: nobles, equilibrados, defensores de la familia, valientes, inteligentes ….., ¡Por supuesto que no!. Cuando veo a algunos que se defienden de la racista ley PPP, atacando a otras razas, están en un error de base, contradiciéndose y admitiendo a su vez que la raza determina al individuo. También me llama la atención los adiestradores que hablan de adiestramiento en función de la raza ¿Que pasa, son de diferentes especies?  ¿ A caso los parámetros del aprendizaje no son iguales para todos?. Lo único que diferencia a una raza de otra es el aspecto, la morfología, el tamaño y algunas inclinaciones instintivas más fijadas en unas que otras, y esto condicionará a su vez las herramientas a utilizar, pero no las técnicas.

Por ejemplo, los factores genéticos que influyen en la futura o posible agresividad de un perro no están determinados por la raza, pero si en cambio por su línea de sangre. De esta forma podemos hablar de linajes portadores de rasgos genéticos que propician, por ejemplo, la conducta agresiva, aunque en ocasiones pueden verse controlados con una buena educación (algo que generalmente escasea)  y un mejor ambiente. Conozco linajes de Pitbull, Malinois, Rottweiler o Pastores alemanes cuyos miembros deberían ser apartados de la reproducción por portar genes que predisponen a la conductas conflictivas (bloqueo nervioso en presa, TOC, TMA, susceptibilidad a la agresión, timidez etc)  y también conozco linajes de estas mismas razas que predisponen al equilibrio y a la adaptación en la vida social.

En el caso de los perros mestizos, pasa lo mismo en función de su aspecto exterior, el más guapo no tiene porque ser el mejor perro. La mayoría de las personas que tienen un perro mestizo se interesan mucho en saber de que razas provienen sus perros, y la mayoría de las veces son cruces de cruces, donde resulta casi imposible determinar las razas implicadas. Pero ¿Esto para que sirve?, ¡Para nada! ¿Para justificar que el perro es de una determinada forma de ser? ¡Grave error!

Cuando el perro es joven o adulto debemos elegirlo en función del carácter propio de cada ejemplar y no de su raza o estética. Si es cachorro, buscaremos buenas lineas de sangre. Conocer el carácter de los padres (los dos) y si se puede de los abuelos también, nos ayudará en la elección de un ejemplar de cara a la utilidad y también de cara a la vida en familia. Y si podemos elegir dentro de una camada, ya que no todos son iguales, la ayuda de un profesional (ajeno a la venta) nos puede ayudar a evitar equivocarnos desde el principio. Si el ejemplar es adoptado, previamente debe ser visto por un profesional del adiestramiento que nos pueda asesorar en la elección y un veterinario que nos corrobore su buena salud. En cualquier caso, el factor más importante que debemos tener en cuenta en cualquier perro sea de raza o mestizo, es el equilibrio psíquico. Esto se obtiene buscando una buena línea genética, desarrollada en un buen ambiente y condicionada a través de una buena educación.

Por Nacho Sierra ( www.efpc.es)


iñigo Sierra Gala con un cachorro de Rottweiler