EL PRINCIPIO DE PREMACK

Se trata de un principio de reforzamiento formulado originalmente por Premack en 1.965 y que surge de cara al estudio del aprendizaje en la psicología infantil, pero como dice su autor, solo es aplicable en conductas instrumentales u operantes (no en respuestas clásicas).

El enunciado dice: “Dadas dos respuestas en un procedimiento de condicionamiento operante, la respuesta más probable reforzará a la conducta menos probable y la respuesta menos probable no reforzará a la conducta más probable”

Este anunciado se ha utilizado en algunos sectores caninos como demostración de la no necesidad de aplicar estímulos negativos en el adiestramiento canino y de aplicar lo que ellos llaman “castigo negativo” o lo que es lo mismo el sistema de la omisión del premio. Pero como casi siempre en estos sectores, se confunden los conceptos y se hacen erróneas interpretaciones, ya que se olvidan de evaluar si la respuesta es clásica o instrumental (operante), tal y  como Premack mencionó cuando elaboró su ley.

La omisión carece de suficiente valor modificador en respuestas clásicas (biológicas o instintivas) como son la agresión por dominación, la posesión, el sexo, el instinto de caza, el ladrido por miedo….No así en respuestas instrumentales (operantes) donde si es eficaz, como por ejemplo : subirse al sofá, saltar sobre las personas… Por ejemplo, el perro que al abrir la puerta de la calle o del coche (Esta conducta es de alta probabilidad) quiere salir a la calle con gran ímpetu. Si se decide usar esta técnica, el perro deberá esperar a salir (siendo bloqueado) hasta que se le dé la orden. Se trata de repetir el bloqueo varias veces y solo dejarle salir tras la espera y la orden de salir. La omisión, o lo que algunos llaman “castigo negativo”, ocurre cuando bloqueas el paso, y el principio de Premack se expresa en el reforzamiento de la conducta de esperar la orden para salir. Es decir, salir a pasear (conducta de alta probabilidad) es la actividad que usas para reforzar la espera de la orden (conducta de baja probabilidad).

Hasta aquí todo funciona y podemos aplicar este principio en numerosas conductas de tipo instrumental, pero el principio se puede venir abajo cuando se incorpora una conducta instintiva (clásica) como es la de tirar por perseguir a otro perro, un balón o un gato. Aquí la fuerza de la conducta instintiva convierte en inútil el principio de Premack de cara a una posible modificación. Ya que la respuesta más fuerte es la provocada por el EI (Clásico) = Fuerte instinto de caza, aunque la más probable se convierta en la de hacerle esperar. Su impulso biológico nunca se verá reducido si no hay estímulo negativo que lo impida o lo bloqueé, ya que la fuerza está en la emoción de la conducta instintiva de persecución, y esta será de incansable repetición aunque intentemos hacerla menos probable impidiéndosela por omisión o impedimento (» barrera») . Quizás tan solo en ejemplares de conductas instintivas muy débiles podemos sacar partido al principio de Premack en respuestas de tipo clásico, ya que en ellas la conducta motora prevalece fruto de su bajo nivel de instinto o de su débil emoción.

Un perro de fuerte instinto no aprenderá a no de tirar de la correa al ver a un gato, por mucho que el dueño se pare cien veces y espere , lo más que conseguirá es agotar quizás el instinto por cansancio en esa sesión , pero al día siguiente volverá a tirar de la correa cuando vea a otro gato , ya que la fuerza de la conducta instintiva de caza  y la emoción contenida impide el uso de cualquier procedimiento instrumental basado en el principio de Premack.  No así por ejemplo, en conductas meramente instrumentales como las anteriores nombradas , aquí el uso de este Principio basado en la omisión del reforzamiento serviría claramente en la educación de estas conductas.

Nacho Sierra

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